Moianès: Església i Política a l’Amèrica Llatina
Enviat el Dilluns, 22 de gener a les 06:00:00 per Redaccio |
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La propera xerrada organitzada per Moianès Solidari es “Església i Política a l’Amèrica Llatina”. El proper dia 28 de gener a les 6 de la tarda a l'Auditori de Sant Josep tindrem l'oportunitat d'escoltar un coneixedor profund de la realitat de l'Amèrica Llatina. Es tracta de Joaquim Piña, nascut a Sabadell i que porta cinquanta anys vivint a l'Amèrica Llatina. És jesuïta i durant 20 anys ha estat el bisbe de Puerto Iguazú (Argentina).
Darrerament ha estat protagonista als mitjans de comunicació per haver encapçalat l'oposició i derrotat a les urnes, el projecte de modificació de la Constitució, promogut pel governador de la província de Misiones, pel qual pretenia poder-se presentar a la reelecció de manera il·limitada (actualment només es poden presentar a una reelecció).
El diari La Nación de Buenos Aires, l'ha qualificat de personatge de l'any i li ha dedicat una entrevista el dia 31 de desembre passat.
Transcribim, íntegrament aquesta entrevista.
“Monseñor Joaquín Piña: el personaje del año En diálogo con LA NACION, el obispo emérito de Puerto Iguazú afirmó que los misioneros dieron “una lección” a quienes buscan perpetuarse en el poder Por José Ignacio Lladós Monseñor Joaquín Piña escucha esto del personaje del año. Lo fue en el 2006 argentino, claramente. Su participación central en las elecciones misioneras lo convirtió en una figura nacional y en una especie de símbolo republicano. Fue en octubre, cuando el obispo emérito de Iguazú encabezó la lista que se opuso a la reelección ilimitada del gobernador de Misiones, una posibilidad que hubiera quedado abierta si se avanzaba en la modificación constitucional que impulsó el mandatario provincial, Carlos Rovira.
Piña escucha esto del personaje más destacado, entonces. Y niega. Lo refuta. "No, no, no. Eso no. El personaje del año fue el pueblo de Misiones", dice.
El "pueblo de Misiones", como dice el obispo, rechazó masivamente -con casi el 60% de los votos- la reelección ilimitada del gobernador, en unas controvertidas elecciones en las que la administración que conduce Rovira otorgó miles de créditos a tasa cero, compró votos, traficó documentos para que pudieran votar ciudadanos paraguayos y mantuvo en los padrones a personas nacidas en el siglo XIX. Piña, primer candidato a convencional constituyente por la oposición, lideró el rechazo a Rovira.
Y ese rechazo derivó en cambios sustanciales en la política argentina: inmediatamente después, el presidente Néstor Kirchner, que había dado un respaldo explícito a Rovira, le pidió al gobernador jujeño, Eduardo Fellner, y presionó a Felipe Solá (Buenos Aires) para que abandonaran cualquier idea reeleccionista.
"Kirchner fue más lógico y consecuente que Rovira, que parece que todavía no se dio cuenta de nada", analiza ahora, a la distancia, monseñor Joaquín Piña.
El ex jefe de la diócesis de Puerto Iguazú insiste en que el Presidente motorizó los excesos de Rovira y en que, por ello, también se erigió en uno de los perdedores de aquellas elecciones a convencionales constituyentes. "Kirchner estuvo detrás de todo y por eso recibió un fuerte golpe. Fue un globo de ensayo, yo lo dije", advierte.
Después de una campaña estresante, con agresiones y la quema de dos iglesias incluidas, monseñor Piña mira aquellos comicios con más serenidad. La paliza electoral que su Frente Unidos por la Dignidad (FUD) le dio al gobierno misionero no deja de sorprenderlo, aunque, en verdad, todo el proceso sorprende más a su familia española. Por estos días, Piña descansa en Sabadell, ciudad catalana ubicada a unos 20 kilómetros de Barcelona. Allí nació él hace 76 años y allí viven sus hermanos, Daniel -casado y con hijos- y Antonio -religioso, como él-.
"Quería escaparme del calor de Misiones, pero se me fue la mano y me vine al otro extremo. Acá hace un frío de locos", dice risueñamente.
Después de jubilarse, en octubre, monseñor Piña dejó la casa que habitaba en Puerto Iguazú -ahora es la residencia del nuevo obispo de la diócesis, monseñor Marcelo Martorell- y partió a visitar a su familia, a la que, dicho sea de paso, debió explicarle en detalle eso de su paso fugaz por una pelea electoral. "No es tan fácil entenderlo desde Europa. Lógicamente, me apoyaron, pero yo me doy cuenta de que es otro mundo. No sé si aquí ponderan lo que hicimos en toda su dimensión", afirma.
- ¿Por qué?
-Nosotros vivimos el intento de un gobernador [Carlos Rovira] de instalar la reelección ilimitada. Para nosotros es algo muy grave, pero en Europa la democracia no es lo mismo. Los países americanos tenemos una tradición republicana muy fuerte. Aquí, en cambio, no ven tan mal que un gobernante se prolongue en el poder. No lo ven con la misma gravedad que nosotros.
- Y usted, que nació en Europa, ¿ya se acostumbró a las tradiciones americanas?
-Sí, sí. Imagínese que llevo más de 50 años en América. Viví en la Argentina y en Paraguay. Mi pensamiento y mi mundo son americanos.
- ¿Volverá a vivir en la Argentina, entonces?
-Sí, ya decidí que voy a quedarme en una comunidad jesuítica de Posadas. Ayudaré como sacerdote y predicaré el evangelio, que es lo que sé hacer.
- ¿Nada más? ¿Y si le piden que ocupe un espacio político?
-Yo dije que mi misión terminó en ese sentido. Sé que me van a pedir que participe y, de hecho, el Foro Unidos por la Dignidad, que se creó después de las elecciones, ya me pidió que apoye el reclamo de una mayor justicia. Yo les dije que sí, pero lo que no quiero es protagonismo, porque estoy más cerca de los 77 que de los 76. Además, estoy convencido de la causa de la justicia, pero tampoco soy ingenuo.”
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